Así se titula el capítulo XVI del maravilloso libro de Yogananda: «Autobiografía de un Yogui«: ¿Cómo dominar la influencia de los astros?
Su maestro Sri Yukteswar le habla de astrología a Yogananda, ante la previsión de que Yogananda se vea afectado por un problema de salud severo.
Yogananda dijo a su maestro que no creía en la astrología, a lo que su maestro le contestó:
« No es cosa de creencia. La única actitud científica que debe tomarse sobre cualquier cosa, es ver si ésta es verdadera. La ley de gravedad se operó tan efectivamente antes de Newton como después de él. El cosmos estaría en una situación muy caótica, si las leyes no pudieran operar sin la sanción de la creencia humana.
Los charlatanes han traído a la ciencia estelar a su actual descrédito. La Astrología es muy extensa, tanto matemática como filosóficamente, y no puede ser correctamente absorbida, excepto por hombres de profundo entendimiento. El ignorante no sabe leer los cielos, y ve allí sólo garabatos en lugar de una escritura, como era de esperarse en este imperfecto mundo. Pero uno no debe desechar la sabiduría junto con el sabio.»
«Todas las partes de la creación están eslabonadas e intercambian sus influencias. El ritmo equilibrado del universo está fundado en la reciprocidad. El hombre, en su aspecto humano, tiene que combatir dos clases de fuerzas: primero, los tumultos de su ser interno, causados por la mezcla de la tierra, el agua, el fuego, el aire y los elementos etéricos; y segundo los desintegrantes poderes externos de la naturaleza. Mientras el hombre siga luchando con su mortalidad, será afectado por las miríadas de mutaciones del cielo y de la Tierra.
La astrología es el estudio de la respuesta del hombre al estímulo planetario. Las estrellas no tienen conciencia de benevolencia o animosidad, ellas envían únicamente radiaciones positivas o negativas. Ellas no ayudan ni perjudican a la humanidad, pero nos ofrecen un canal apropiado para la operación exterior del equilibrio de causa y efecto que en el pasado ha sido puesto en movimiento por el hombre»
«Un niño nace en tal día y en tal hora, porque los rayos celestes están en armonía matemática con su karma individual. Su horóscopo es un mapa demostrativo de su inalterable pasado y de los resultados probables del futuro. Pero el mapa natal puede ser correctamente interpretado únicamente por hombres de sabiduría intuitiva, y éstos son muy pocos.
El mensaje extensamente blasonado al través del cielo, en el momento del nacimiento, no significa un énfasis del hado o destino (como resultado de un pasado bueno o malo), sino que sirve para levantar la voluntad del hombre, y así pueda escapar de la esclavitud universal. Lo que él hizo puede anularlo. Nadie más que él fue instigador de las causas cuyos efectos está actualmente experimentando en su vida. Él puede vencer cualquier limitación, porque él mismo la ha creado por sus propios hechos, y porque posee recursos espirituales que no están sujetos a las influencias planetarias.
El temor supersticioso por la astrología nos hace desgraciadamente autómatas dependientes de una guía mecánica. El hombre sabio vence sus planetas, o lo que es lo mismo, su pasado, transfiriendo su alianza de la creación al creador. Cuanto más se realice la unidad con el espíritu, menos podrá ser dominado por la materia. El alma es siempre libre; no está sujeta a la muerte , porque no tiene nacimiento. No puede ser regida por las estrellas.
El hombre es un alma y tiene un cuerpo. Cuando se da cuenta debidamente, de su identidad, deja detrás de sí todos los cartabones compulsivos. Mientras permanezca confundido en su estado ordinario de amnesia espiritual, tendrá que conocer las sutiles ligaduras de la ley en su medio ambiente.
Dios es armonía; el devoto que se armoniza, nunca ejecuta una acción desequilibrada. Sus actividades serán ajustadas correcta y naturalmente de acuerdo con la ley astrológica. Después de la oración y de la meditación profunda está en contacto con su divina conciencia, no hay poder mayor que el de la protección interna.
Únicamente cuando el viajero ha llegado al final de su viaje puede prescindir de sus mapas e itinerarios. Durante el viaje, hace uso de todas las indicaciones.
Los antiguos rishis descubrieron muchas maneras de acortar el periodo del exilio del hombre en el error. Hay ciertos recursos mecánicos en la ley del karma que pueden ser hábilmente ajustados por los dedos de la sabiduría.
Todos los males humanos son originados por la transgresión de alguna ley universal. Las escrituras nos enseñan que el hombre debe cumplir con esas leyes de la naturaleza sin menoscabar la omnipotencia divina.
Debe decir: «Señor, creo en Ti, y sé que Tú puedes ayudarme; pero yo también pondré de mi parte para deshacer cualquier mal que haya cometido». Y así, con diferentes medios, por medio de la oración, de la fuerza de voluntad, por medio de la meditación según el yoga, por consultas con los santos, por el uso de brazaletes astrológicos, los efectos adversos de pasadas acciones pueden ser reducidos considerablemente o anulados del todo»
* De las referencias astronómicas de las antiguas Escrituras Hindúes, los eruditos han podido confirmar y corregir los datos de los autores. El conocimiento científico de los «rishis» era muy grande: en el «Kaushitaki Brahman» encontramos pasajes astronómicos precisos que demuestran que en 3.100 A.C. los hindúes estaban muy adelantados en astronomía. El muy antiguo «Brahmagupta», una de las obras de «Jyotish», es un tratado astronómico que trata de tales materias; por ejemplo, del movimiento heliocéntrico planetario de nuestro sistema solar, la oblicuidad de la elíptica, la forma esférica de la Tierra, la luz reflejada de la Luna, la revolución diaria de la Tierra en su eje, la presencia de las estrellas fijas en la Vía Láctea, la ley de la gravedad y otros hechos científicos que o alborearon para el mundo occidental hasta la época de Copérnico y de Newton.